Escribo bajo las estrellas (pocas, porque hay Luna llena), en los altos páramos solitarios, bellísimos, de este Refugio que no habría sobrevivido sin sus guardas y sus guardianes, y especialmente sin él. Ha cantado al anochecer (aún lo hace a ratos) la alondra ricotí o de Dupont, enigmático pájaro del desierto, que Hoticiano conocía aquí mucho antes de que lo supiera la ciencia “oficial”. Han cantado también el búho real o gran duque, el mochuelo, el autillo, y el chotacabras. Se oye un corzo lejano.

Un compañero me decía que Hoticiano seguirá defendiendo el Refugio desde el cielo; como su hijo Jesús lo hace desde el terreno, continuando su labor. “Se fue el mejor amigo”, “Se ha ido el más grande”, decían en Montejo después del funeral; al que, por cierto, acudieron tantísimas personas, avisadas ese mismo día y algunas venidas de lejos, que una gran parte no cupo en la iglesia. El sacerdote recordó un verso de Miguel D´Ors: “Se fue, pero ¡qué manera de quedarse!” Hoticiano dio mucho más de lo que se le pedía, nunca buscó protagonismos, hizo posibles muchas cosas en Montejo, y “nos enseñó que se puede vivir con muy poco”. En el pueblo, la placa de WWF en honor de Hoticiano apareció adornada de flores, y de plumas de buitres. “Si los buitres, lás águilas y los alimoches lo supieran [que ha muerto Hoticiano], ¡qué corona formarían hoy, sobre estas cárcavas y páramos!”

La noche serena, en el páramo, parece mágica. Estos días, durante el censo, me vienen muchos recuerdos; de la labor extraordinaria y humilde de Hoticiano, de su profundo conocimiento de la fauna y la vida, y de todo lo que nos ha enseñado. He llorado, no voy a negarlo. El Fondo para el Refugio surgió para apoyar a Hoticiano. Nuestro último libro colectivo, “Guardianes del Refugio”,  incluye bastantes capítulos sobre los guardas Hoticiano (ya guarda de Honor) y Jesús.

Sería larguísimo mencionar todos los homenajes, artículos, libros y otras publicaciones, informes, Hojas, programas de radio y televisión, documentales, escritos, relatos, cursos, trabajos, placas, cartas y firmas que se les han dedicado. Fue además un nexo de unión entre las gentes de los pueblos y los naturalistas venidos de fuera, y también entre los propios naturalistas. Televisión Española concluyó su maravilloso documental “El guardián de Montejo” (emitido cuatro veces, en La 2, para toda España) señalando que Hoticiano es “un montejano que ha dejado una huella imborrable en la tierra que le vio nacer”.

Dr. Fidel José Fernández y Fernández-Arroyo
Presidente del Fondo para el Refugio de las Hoces del Riaza