Una de las prioridades en nuestras labor por la conservación de la biodiversidad es la lucha contra aquellas amenazas de origen antrópico que provocan la muerte directa de cuantiosas especies de nuestra fauna salvaje. Muestra de ello es la pertenencia de GREFA, como miembro fundador, al Programa Antídoto, la alianza de ONG que lucha contra el uso de cebos envenenados.

Por desgracia, a día de hoy se sigue tirando de veneno para tratar de controlar depredadores en cotos de caza menor. El pretexto es eliminar zorros que puedan acabar con las polladas de perdices o lebratos. Pero la realidad es que ese mismo veneno puede llegar a ser consumido por un montón más de especies silvestres y domésticas, incluso por otras cinegéticas como el jabalí. Esto llega a generar auténticos desastres ambientales por la incorporación del tóxico a la cadena trófica.

En otros contextos, el veneno es utilizado por propietarios de explotaciones ganaderas en régimen extensivo, con el fin de eliminar lobos que puedan generar pérdidas sobre la cabaña ganadera. Ni que decir tiene una vez más lo indiscriminado e ineficiente de estos métodos invasivos, frente a medidas de prevención basadas en cercados, pastores eléctricos y buenos mastines entrenados. En otras ocasiones, el "venenazo" surge a raíz de rencillas vecinales, envidias y otras razones para nada medioambientales, que tienen terribles consecuencias sobre la fauna salvaje.

Uno de los usos del veneno que más nos desalienta es el que se encuentra bajo el paraguas de la legislación que eventualmente lo autoriza de forma masiva en grandes extensiones de terreno como Castilla y León, para tratar de controlar infructuosamente las plagas de topillo campesino. En este caso se utilizan rodenticidas anticoagulantes de segunda generación, que han llegado a ser identificados como los principales responsables de la muerte por envenenamiento de fauna salvaje en Europa. Una vez más aprovechamos estas líneas para insistir en la urgencia de su retirada total y definitiva como fitosanitario de uso agrícola.

Carlos Cuéllar, de GREFA, se dirige a los asistentes a las jornadas celebradas el pasado 2 de diciembre en Campo de San Pedro (Segovia).

En diferentes frentes

Para reaccionar ante toda esta problemática del veneno, desde WWF España y GREFA venimos desarrollado un proyecto conjunto conocido como "Centinelas del veneno", puesto en marcha en 2017. Una de las acciones realizadas ha sido el marcaje con GPS, durante el año pasado, de un milano real y tres buitres negros. Se trata de especies muy sensibles al uso del veneno, por lo que gracias a la tecnología nos podrán dar pistas sobre esta actividad ilegal.

Además, el pasado 2 de diciembre se celebraron unas jornadas informativas, dirigidas a agricultores, cazadores y naturalistas en Campo de San Pedro (Segovia). Estas jornadas, plenamente dirigidas a abordar la problemática del veneno en sus diferentes ámbitos, fueron muy ilustrativas a la vez que multidisciplinares, pues han contado con la participación de GREFA, Unidad Canina de la Guardia Civil, WWF España y expertos procedentes de la Universidad de Málaga y de Castilla-La Mancha.

La sesión informativa fue complementada con la ampliación de nuestra zona de estudio de control biológico, con 10 nuevas cajas nido que se suman a las 45 anteriormente instaladas en los limítrofes pueblos de Maderuelo y Montejo de la Vega. La instalación de estas cajas nido contó con la participación directa del Ayuntamiento de Campo de San Pedro, la Junta Agropecuaria Local y el coto de caza de esta localidad, así como la Sociedad Agraria de Transformación de Maderuelo.

Esperamos contaros pronto más novedades de un proyecto que nos motiva e importa tanto como "Centinelas del veneno".

Explicación en las jornadas de Campo de San Pedro de cómo lucha contra el veneno la Unidad Canina de la Guardia Civil.

Instalación de una caja nido en Campo de San Pedro, como complemento a las jornadas celebradas en esta localidad.