Ambos ingresaron en el Hospital de Fauna Salvaje de GREFA por distintas causas: Merlín llegó hipovolémico, mostraba fractura de la punta del pico con exposición del hueso, sangre en el oído y hematomas en diversas partes del cuerpo; Cíclope por su parte mostraba alteración ocular debido a un fuerte traumatismo desconocido, con presencia de sangre e inflamación en el ojo derecho, así como también sangre en la cavidad oral, debilidad y depresión.  Hasta ese momento ambos pacientes compartían una única cosa: su pronóstico muy grave.

No lo tenían fácil, desde luego. Pese a los esfuerzos de nuestros veterinarios y la propia voluntad de estos animales por salir adelante nada parecía ser suficiente, puesto que la severidad de sus lesiones y sus mermadas energías obligaban incluso a sondarles la comida y la medicación. Fue entonces cuando la fuerza de la camaradería jugó su baza fundamental, ya que se decidió juntarles en un mismo recinto y a partir de ese momento el uno fue el sostén del otro y el otro alentó al uno. Algunas veces era Cíclope quien tenía que levantar el ánimo a Merlín y otras era este –por ejemplo cuando finalmente hubo que extirparle a Cíclope su ojo derecho- el que estimulaba a aquel a comer.

Al final este increíble ejemplo de compañerismo acabó de la mejor forma posible, ya que después de los intensos cuidados recibidos los dos cárabos se encontraban recuperados y en condiciones de ser liberados. Y si en la enfermedad y en los malos tragos habían compartido apoyos mutuos y carantoñas era justo que les diésemos la oportunidad de marcharse también juntos para continuar quizá con esa preciosa amistad ahora que había llegado la hora de disfrutar de la salud y de las correrías a campo abierto.

Sin duda los héroes de esta noticia son nuestra pareja de cárabos, pero no podemos dejar de mencionar también a sus padrinos. En el caso de Merlín los benefactores que con su apadrinamiento hicieron posible la recuperación y posterior liberación del animal fueron Elena y Julio. Para ellos la vuelta a la libertad de ese ave supuso un bálsamo que les alivió de una amarga experiencia, con lo cual se podría decir que estos cárabos a fin de cuentas resultaron terapéuticos no sólo entre sí sino también para las personas que tuvimos relación con ellos.