Hace unas semanas, una llamada de la policía local de Villa del Prado nos puso en aviso de una grulla que había quedado solitaria en una dehesa próxima al pueblo y que nos acercáramos a recogerla ya que veían que era incapaz de remontar el vuelo.

Recogida la joven grulla ( un pollo nacido en la pasada primavera) comprobamos que apenas si tenía fuerza y que tenía algunos hematomas en el ala derecha, lo que le había impedido continuar el viaje con su grupo hacia las dehesas extremeñas.

En dos semanas aportamos la alimentación suficiente para poder liberarla, cosa que hicimos el pasado 10 de diciembre en el embalse del Rosarito donde varios miles de ejemplares regresan al anochecer en uno de los dormideros más conocidos del valle del Tietar.

Al atardecer coincidiendo con el regreso de las grullas al dormidero procedimos a la suelta de nuestra grulla, que tan pronto se liberó emprendió el vuelo hacia los enormes bandos que se manifestaban con los estruendosos cantos en la orilla del embalse del Rosarito como recibiendo a la grulla rezagada.

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