Desarrollando el proyecto “Control biológico de la plaga del topillo” financiado por la Fundación biodiversidad estuvimos en los municipios de Boada del Campo (Palencia), Valderaduey (Zamora) y Villalar de los Comuneros (Valladolid) revisando el estado de las cajas nido para que la próxima primavera acojan con garantías la reproducción de cernícalos y lechuzas, especies que pretendemos potenciar para controlar las poblaciones del topillo campesino.

El pueblo de Boada nos recibió cubierta de un manto blanco que iluminaba las extensas llanuras cerealistas Tuvimos la oportunidad de estar con los alcaldes de Boada y Valderaduey y compartir con ellos el desarrollo del proyecto en el que ellos son uno de los principales activos por el apoyo y participación para que la lucha biológica se convierta en una alternativa real y eficaz al uso indiscriminado del veneno.

La conservación de la biodiversidad nos lleva a tirarnos al barro y trabajar en las condiciones más duras. El equipo de GREFA (Alfonso, Juan, Juan Pa, Fernando Blanca y Tenan) currando duro para mostrar que el control biológico de la plaga de topillos puede ser mucho más efectiva que las toneladas de veneno que se echan de forma indiscriminada en los campos castellanos.
Y después de una dura jornada de trabajo nos acercamos a la laguna de Boada a observar como centenares de gansos acudían a dormir a la laguna restaurada. Un ejemplo de restauración de un ecosistema que tenemos que agradecer a las gentes de Boada y a Global Nature. Estos días estuvimos grabando un documental sobre el proyecto. Jorge López realizador del documental entrevistando a Julio, alcalde de Valderaduey.

Fundación Biodiversidad

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