Algunas personas que, en su mayoría tienen buenas intenciones, acogen en su hogar a estos animales salvajes, con el desconocimiento de los problemas que pueden provocar en ellos.

En primer lugar, se pueden ocasionar tanto deficiencias nutricionales, como otras enfermedades a causa de la falta de conocimiento sobra las necesidades de cada especie.

Además, mantener un animal salvaje fuera de su hábitat natural, ocasiona cambios de comportamiento, cómo son el amansamiento o la impronta. En ambos casos el individuo pierde sus instintos naturales que le permiten sobrevivir en el medio salvaje. Esto se traduce en incapacidad para cazar y/o buscar comida, incapacidad para relacionarse con otros individuos de su misma especie, incapacidad para buscar cobijo adecuado e incapacidad para huir de sus enemigos naturales. Por tanto la reintroducción de uno de estos animales en el hábitat natural es inviable, puesto le que condenaríamos a ser una presa fácil, o la muerte por frío e inanición.

Tórtola turca mansa Zorro manso, no requiere bozal ni muestras signos de miedo

Esto nos lleva a difíciles situaciones en las que, animales en perfectas condiciones físicas, son condenados a permanecer en cautividad de por vida, siempre y cuando se les encuentre un lugar en el que los puedan mantener.

Por esta razón si encontráis un cachorro, un pollito o cualquier otro tipo de animal, cría o adulto, no debes llevártelo a casa. Además de ser ilegal, atenta contra la salud, el bienestar y la libertad de los animales. Si está herido llámanos, si es una animal sano alégrate de poder observarle, un animal en libertad es mucho más feliz y una visión más bonita.

Ánade real tranquilo en presencia de nuestros voluntarios (manso) Ánade comiendo de la mano