El pasado 24 de agosto, en una zona de campo de las inmediaciones de Ávila, un senderista encontraba en el suelo un ejemplar de águila calzada, inmediatamente se puso en contacto con nosotros y nos ofreció la posibilidad de desplazarse él mismo hasta nuestro centro para que pudiéramos atender al animal lo antes posible. El equipo veterinario confirmó tras la exploración que, efectivamente, el ave había sido disparada, y de hecho mantenía alojados cinco perdigones en su cuerpo. Tras ser estabilizada, actualmente se encuentra recibiendo los tratamientos y cuidados pertinentes para continuar recuperándose en nuestro hospital de fauna.
Este caso es una clara muestra de que un rápido traslado del animal hasta nuestro centro siempre es un factor importante en las probabilidades de éxito en la recuperación de este, y más con los lesionados por este tipo de acontecimientos, por ello, en situaciones como la del 24 de agosto, es inestimable la ayuda que los ciudadanos pueden brindarnos (a nosotros, pero ante todo al animal en cuestión) trayendo personalmente y de manera desinteresada al animal hasta GREFA. Por ello agradecemos enormemente este tipo de colaboraciones ciudadanas tanto como condenamos los actos que nos llevan a la necesidad de recibirlas.
En el momento en que redactamos esta noticia, ingresaba en GREFA otro ejemplar de águila calzada encontrada por los Agentes de Parques del Jardín del Buen Retiro de Madrid y trasladada hasta nuestro centro por el Equipo de Rescate. De nuevo, el Equipo Veterinario confirmaba que la fractura de cúbito izquierdo del animal había sido provocada tras ser disparada… Tras realizar las curas pertinentes y ser operada de urgencia, el animal permanece en el área de UCI con pronóstico reservado.
No fue tanta la “suerte” que tuvo un azor recogido por una patrulla de Agentes Forestales en Pelayos de la Presa el pasado 16 de Agosto (un día después del comienzo de la media veda) La exploración veterinaria determinó que el animal sufría múltiples fracturas irrecuperables y la pérdida total de un ojo a consecuencia de varios disparos recibidos, por lo que nuestro Equipo Veterinario tuvo que tomar la decisión de llevar a cabo la eutanasia humanitaria.
El resto de la “lista negra” la completan una garcilla bueyera, un ánade real y el ya tristemente famoso halcón peregrino nacido en la propia Comunidad de Madrid.
Esperemos que hechos como estos, no queden en el recuerdo como el triste relato de una fatalidad reflejo de la insensibilidad de determinadas personas que llevan a cabo tan deleznables hechos, sino para pedir de viva voz a los cazadores y gestores de fincas de caza que aúnen fuerzas para vigilarlos y combatirlos.