Un Agente Forestal de la Comunidad de Madrid introduce el pollo de águila de Bonelli criado en cautividad en su nuevo nido.
Un Agente Forestal de la Comunidad de Madrid introduce el pollo de águila de Bonelli criado en cautividad en su nuevo nido.

Hoy os queremos contar que hemos introducido con éxito un pollo de águila de Bonelli criado en cautividad en el nido de una pareja que cría en la Comunidad de Madrid, pero que este año había fracasado en su reproducción. Es la cuarta vez que aplicamos la técnica del "fostering" con esta especie. Los ejemplares reproductores han aceptado al nuevo pollo y con ello hemos logrado no dar por perdida su temporada de cría.

El pasado 18 de abril un equipo de GREFA se encontraba en la Reserva de la Biosfera de las Cuencas Altas del Río Manzanares, Lozoya y Guadarrama, que es la zona de la Comunidad de Madrid donde nidifica la pareja de águilas de Bonelli formada por la hembra "Lubrina" y el macho "Cotanillo". Por esas fechas seguía incubando su único huevo de la temporada, aunque hacía varios días que el pollo ya tenía que haber nacido. En cualquier momento se darían por vencidos y abandonarían la puesta, pero antes de que eso ocurra pusimos en marcha un operativo contrarreloj que se conoce con el nombre técnico de "fostering". Os contamos a continuación en qué consistió.

El pollo de águila de Bonelli protagonista del "fostering", en el trasportín donde se le trasladó desde el centro de cría de GREFA al territorio de la pareja "Lubrina" y "Cotanillo".El pollo de águila de Bonelli protagonista del "fostering", en el trasportín donde se le trasladó desde el centro de cría de GREFA al territorio de la pareja "Lubrina" y "Cotanillo".

Los huevos de águila de Bonelli o águila perdicera tienen un periodo estimado de incubación de 41 días. Superada esa fecha con cada nueva jornada que pasa crecen las sospechas de que algo haya podido salir mal (desde un huevo infértil o abortado hasta complicaciones en el mismo momento del nacimiento) y también aumenta la probabilidad de que la pareja asuma su fracaso y abandone la reproducción. La ventana que queda para poder actuar es por lo tanto muy pequeña: tiene que ser lo bastante tarde para estar seguros de que el huevo no va a eclosionar y lo bastante pronto para que macho y hembra no hayan perdido por completo las esperanzas ni se haya esfumado su instinto paternal.

En ese breve intervalo hay que hacer muchas cosas y hay que coordinar diferentes personas y equipos. Pero por encima de todo hay un requisito imprescindible que condiciona todo lo demás: necesitamos un pollo de pocos días de edad con el que podamos dar el "cambiazo" y que nuestra pareja crea que es su verdadero retoño. Ese pequeño personaje, protagonista de nuestra historia, procede del programa de cría en cautividad de GREFA.

El pollo de águila de Bonelli criado en cautividad, instantes después de ser introducido en el nido de "Lubrina" y "Cotanillo".El pollo de águila de Bonelli criado en cautividad, instantes después de ser introducido en el nido de "Lubrina" y "Cotanillo".

Con el alma en vilo

Tomada la decisión de emplazar al pollo criado en cautividad en el nido cuyo huevo no prosperó, se avecinan momentos de mucha tensión y nervios. Hay que acceder al nido de "Lubrina" y "Cotanillo" y sustituir el huevo sin eclosionar por el pollo criado en las instalaciones de GREFA. Luego mantendríamos una discreta vigilancia para comprobar que la pequeña bola de plumón que hemos depositado en el nido era aceptada, cubierta y alimentada por sus progenitores adoptivos.

A la media hora de habernos retirado "Lubrina" y "Cotanillo" comenzaron a volar por encima del nido, haciendo pasadas cada vez más bajas... Estaban asegurándose y mientras nosotros con el alma en vilo. Por fin, a los cincuenta minutos de haber sido introducido el pollo, se oye la palabra que todos estábamos esperando oír: "¡Dentro!".

Si a "Lubrina" le extrañó encontrarse en el nido un "recién nacido" ya crecidito, no lo demostró en absoluto. Le faltó tiempo para tumbarse encima de él y la siguiente media hora la pasó dándole calor, después de lo cual le alimentó con su primera ceba. Misión cumplida: todo estaba en orden, podíamos retirarnos. A partir de ahí la cámara de fototrampeo que tenemos instalada nos mantendrá puntualmente informados de lo que ocurra.

Imagen de fototrampeo de "Lubrina" y "Cotanillo" en su nido, con el pollo introducido.Imagen de fototrampeo de "Lubrina" y "Cotanillo" en su nido, con el pollo introducido.

Todo son ventajas

Quizá alguien pudiera preguntarse qué sentido tiene hacer todo esto y por qué meter un pollo sin padres a unos padres sin pollo. Lo cierto es que todo son beneficios, tanto para la pareja como para el pequeñín. Por lo que respecta a los ejemplares reproductores las posibilidades de mantenimiento del territorio son mayores si sacan adelante pollos que si se deja que abandonen las puestas, además de que también se refuerzan los vínculos entre ellos. En cuanto al pollo, hay que tener en cuenta que su liberación en principio estaría prevista mediante el sistema de "jaula-hacking", frente a lo cual (si existe tal posibilidad), siempre es preferible su desarrollo en un nido del medio natural, así como el aprendizaje que reciba de unos adultos de su propia especie.

Todo salió a pedir de boca. A nuestro favor jugaba la experiencia, puesto que era la cuarta ocasión en la que poníamos en práctica la técnica del "fostering" con el águila de Bonelli, todas ellas con diferentes parejas y todas con resultado positivo. Lo hemos aplicado también con igual éxito a otras especies como buitre negro, cernícalo primilla, aguilucho cenizo o cigüeña blanca.

La otra clave de que estas actuaciones salgan bien es la colaboración, rapidez de respuesta y profesionalidad del resto de organismos y colectivos que intervienen, entre los que no podemos dejar de mencionar a los Agentes Forestales de la Comunidad de Madrid, el Equipo de Trabajos en Altura de los propios agentes forestales, la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Agricultura de la Comunidad de Madrid, el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares y los propietarios de la finca privada donde se encuentra asentada esta pareja de águilas de Bonelli.

Con fondos Next Generation

Con fondos Next Generation

Las acciones que GREFA lleva a cabo en este proyecto están apoyadas por las subvenciones dirigidas a promover el desarrollo socioeconómico en base a la conservación de los ecosistemas y biodiversidad en la Reserva de la Biosfera de las Cuencas Altas de los ríos Manzanares, Lozoya y Guadarrama, en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia financiado con fondos Next Generation de la Unión Europea.

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