Suelta del milano negro. 24-7-15. Foto José Manuel Boy CarmonaSuelta del milano negro. 24-7-15. Foto José Manuel Boy CarmonaEl pasado 14 de junio, en el nordeste de Segovia, llevaba unos cuatro días con intensas tormentas, y se avecinaban más. Me costó comprobar (a distancia, con el telescopio), pues no fue fácil, que en el nido Nº VI del milano negro había dos pollos, y no más. Estaban bastante crecidos, aunque aún no volaban.

Descubrí este nido en 2010; y desde entonces, he comprobado cada año el resultado de la reproducción, como puede verse en la última Hoja Informativa sobre el Refugio de Rapaces de Montejo (Nº 43, página 46).

Fui a ver si había restos de presas bajo el nido. Y encontré allí un tercer pollo, vivo, sin duda caído (¿por las tormentas?).

Hay pollos de aves rapaces, especialmente nocturnas, que sobreviven en condiciones parecidas. Éste no debía ser el caso de aquel milano, ya fuerte pero todavía incapaz de volar, que me miraba con sus ojos asustados y salvajes, y que parecía condenado a morir (a lo que también podría contribuir la próxima tormenta, y quizás algún zorro).

Hice algunas llamadas por el móvil, para avisar tanto al SEPRONA como a los agentes medioambientales de la comarca (Riaza), de la Junta de Castilla y León; que esa misma tarde recogieron el pollo, para trasladarlo al Centro de Recuperación de Animales Salvajes “Los Lavaderos”, de Segovia.   

Prometieron que me informarían, y lo cumplieron. El 22 de julio, me llamaron para decirme que el joven milano se había recuperado en el C.R.A.S., ya volaba, y estaba listo para devolverle la libertad. Fue anillado. Su suelta tuvo lugar el 24 de julio, gracias a los agentes medioambientales de Riaza, en el lugar donde nació el ave, cuando volaban cuatro milanos negros sobre el sitio (¿tal vez sus padres y sus dos hermanos?).

José Manuel Boy consiguió fotografiar el momento en que el milano echó a volar, evidentemente con ganas. Poco después, volvió a pasar sobre nosotros, a cierta altura. Volaba muy bien aunque lentamente, como corresponde a un joven inexperto. Un enorme buitre negro, que vimos algo antes, parecía celebrar en el cielo el final feliz de aquella aventura; uno más entre todos los casos de animales salvajes que son rescatados cada año gracias a los centros de recuperación, la labor de los agentes medioambientales y otros guardas o agentes, y la colaboración ciudadana.

Pero la historia del milano no terminaba allí. En estos días de fines de agosto, ya apenas se ven milanos negros en la comarca, pues han marchado para su gran migración anual hacia África. En la zona del Estrecho de Gibraltar, les esperan ornitólogos del Colectivo Ornitológico Cigüeña Negra, y de la Fundación Migres, y otros muchos. Fernando Barrios, en su extraordinario libro “Nómadas del Estrecho”, señala que “a los milanos negros los llamaban en Tarifa los pájaros del viento”; y alude a su “absoluto dominio aéreo”, pues “es la especie en la que mejor se pueden estudiar todas las clases de estrategias que emplean las aves planeadoras en el paso del Estrecho”; donde “nunca hemos constatado la caída al mar de ninguno”, mientras que “sí han caído al mar ante nosotros águilas culebreras y buitres leonados”.

Si todo sale bien, el milano proseguirá después su largo e increíble viaje. Y quizás alguna primavera regrese cerca de Ayllón, a los tranquilos parajes castellanos donde nació, y donde fue posible devolverle la libertad.

Dr. Fidel José Fernández y Fernández-Arroyo
Presidente del Fondo para el Refugio de las Hoces del Riaza